Bienvenidos a ELÉCTRICA OBSESIÓN


Donde doy vida de nuevo a los personajes que me atraparon y me arrastraron a su mundo, uno que sólamente es posible entre las páginas de un libro.
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CoreanoÁrabe

domingo, 28 de diciembre de 2014

Pasión a distancia

   Emmett y Rosalie son personajes propiedad de Stephanie Meyer, de los cuales tan sólo tomé prestados los nombres para los protagonistas de mi propia historia 100% original.

    Dedicado especialmente a Annabella Amigo Montejo y a Gonzalo F (Por lo que ellos saben ;) )



Sumary: Hay maneras y MANERAS (así, con mayúsculas) de decir: “Te deseo casi tanto como te extraño, pero menos de lo que te amo”.

PASIÓN A DISTANCIA

   Emmett Cullen, un importante hombre de negocios bastante aficionado a escribir sugerentes relatos eróticos en sus ratos libres, se disponía a pasar otra de esas «frías» y solitarias noches en una habitación cualquiera del hotel correspondiente al viaje de negocios de turno... 

   ...hasta que su querida esposa, Rosalie Hale, y su inesperadamente «cálido» y persuasivo e-mail entraron en acción:

Asunto: Mi siesta Vs. Tu noche (Leer justo antes de dormir)
 De: Rosalie Hale (roshale@hotmail.com)
 Enviado: Jueves, 10 de julio de 2014  15:35:02 
 Para: Emmett Cullen (Emmett.cullen@gmail.com)

   Sé que puede sonar exagerado, puesto que sólo hace un par de días que estás fuera, pero tú bien sabes  que nunca he podido controlar «el qué», «el cuándo» y, mucho menos, la intensidad  de lo  que siento por ti... Además..., sinceramente cariño, ahora mismo no se me ocurre mejor manera de decirlo: “Te deseo casi tanto como te extraño, pero menos de lo que te amo”. 

   Bueno... (sonrío juguetona) en realidad que se me ocurre una forma mucho, pero que «mucho» mejor... Oh, sí... Ya lo creo que si... Humm... Y te juro que me encantaría poder ponerla en práctica (suspiro resignado). En fin, ya que no puedo estar ahí esta noche y deshacer contigo esa gran cama..., ¿me concedes al menos el deseo de intentar convertirme en la Musa y acompañante de tu propia fantasía nocturna? (Sonrío y te guiño)

   ¿Qué cómo pretendo lograr tal cosa? Pues..., no sé..., la verdad es que me apetece probar algo «un poquito» diferente. Así que voy a recrear para ti lo que acabo de experimentar durante la siesta.
   
    Y aunque «diferente» significa que, salvo unos cuantos pequeños detalles aquí y allá, en realidad no te contaré la fantasía complementaria que creé en mi mente..., ni tampoco habrá ese lenguaje un tanto «sucio» y explicito que tanto nos excita emplear a veces... (lo siento amor mío -carita falsamente compungida de: «Para nada. Ya sé que debería lamentarlo, cielo. Pero lo cierto es que me divierte anticipar tu decepción.»); te prometo que será un relato tan intimo y sensual (y sobre todo tan fiel a la realidad) que, creo que aún así (ni te imaginas cuanto lo deseo), provocará «efectos secundarios» más que suficientes.

   ¿Preparado? Eso espero,  porque voy a comenzar...

   (Inspiro y expiro un par de veces, para tranquilizarme y entrar en situación.)

   Hace calor... es la hora de la siesta y mi cuerpo me sorprende con ganas de subir aún más la temperatura. Me doy la vuelta en el sofá y trato de ignorar ese cosquilleo tan particular que recorre mi bajo vientre... pero mi mente me traiciona recordándome uno de tus textos que habla de una mujer... una tarde de siesta...

   Sonrío, y me rindo a mí misma. Y con los ojos bien cerrados me entrego a una fantasía... y mis manos ya no son mías... y el cojín entre mis piernas ahora tiene palma y dedos... y a penas un minuto más tarde, ese mismo cojín, parece crecer, palpitar y endurecerse al roce del algodón inmaculado que cubre la sonrisa lasciva que se oculta entre mis muslos... y mis oídos captan unos cálidos susurros que tu boca silenciosa no pronuncia allá dónde realmente estés en ese momento... y mi piel transpira... mi respiración se acelera y se escapa por mis labios jadeantes... la humedad crece... el nudo también... y mis piernas se aprietan mientras mis ojos se abren al placer de un orgasmo suave.

   (Suspiro y sonrío. De nuevo un poco excitada al revivirlo y... con la esperanza de haber logrado que tú también lo estés.) 

   Ya lo ves, mi adorado Em: “Te deseo más que ayer pero menos que mañana.” (Guiño) Así que vuelve pronto y hazme tuya. ¿De acuerdo? (Risita nerviosa)

  O, si lo prefieres... (Sonrisa traviesa y pelín pervertida) déjame hacer a mi.  Je, je, je.”


N/A: Inventé hasta la dirección de correos de ambos protagonistas, pero lamentablemente famfictión no me deja ponerla allí. Aunque no es importante ni mucho menos para la historia, lo  cierto es que me molesta cualquier tipo de recorte a mi imaginación.
Comentarios a favor de esta historia, en contra, tomatazos... todo se agradece.

martes, 21 de octubre de 2014

Buenas noches, mami - (Viñeta)

Como algunas y algunos de ustedes saben, antes, durante y después de escribir fanfics de Twilight y The host yo escribía y escribo de vez en cuando relatos cortos totalmente originales (es decir con mis propias historias y personajes. De echo publiqué mi primer libro el año pasado (dónde por cierto incluí uno de mis OS cambiándole los nombres)
Pues bien... hace nada, escribí una pequeña historia muy acorde con las fechas que estamos. Uno de esos relatos/cuentos que da mal rollito (sonrío) y de repente pensé (supongo que por qué quien fue twilighter y fanfiquera nunca deja de serlo del todo por mucho que pase el tiempo) ¿Y si cambio los nombres y lo publico como Viñeta? 
Y así es como María, Juan y Max también serán Bella, Edward y Nessie


BUENAS NOCHES, MAMI

   La vida de mucha gente cambia drásticamente en apenas unos segundos. En el caso de Bella el detonante fue la fatal combinación entre un conductor borracho y una de esas estúpidas llamadas publicitarias; a un móvil perdido hacía varios kilómetros en alguna parte del suelo del coche que conducía a toda velocidad, y en sentido contrario al de su marido.
   Justo por eso, Edward nunca volvería a arropar y besar la frente de su único hijo, tal y como ella acababa de hacer.
   - Mamá. No has mirado bajo la cama.
   - Perdona, cielo. Lo olvidé –mintió, volviendo lentamente sobre sus pasos, disfrazando su genuina consternación de un simple cansancio rutinario. Por lo menos esta vez no había llegado a salir de la habitación. No del todo al menos.
   Nessie nunca había sido uno de esos niños miedosos que duermen con la luz encendida o exigen que registren la habitación en busca de monstruos imaginarios. No hasta después del accidente. El psicólogo infantil, consultado al respecto por aquel entonces, le había recomendado a Bella seguirle la corriente pero sin alentar en exceso tal comportamiento, sugiriendo para ello no convertirlo en un ritual inmutable. En otras palabras, a veces, no siempre, debía adelantarse a la petición de la pequeña, logrando así que con el tiempo suficiente confiase en que ya no era necesario formularla, y entonces, ya consolidado ese punto, fingir alguna noche que otra un olvido casual, con la vana esperanza de que la niña también lo hiciera.
   Ni siquiera se molestó en encender la luz del techo. La difusa lucecita que dispensaba la lamparita de la mesilla de noche sería suficiente pera ver lo que se ocultaba debajo de aquella estrecha cama. Es decir, nada de nada.
   Una vez cómodamente arrodillada, flexionó la cintura hacía delante, la cabeza ligeramente inclinada, hasta que parte de su coronilla tocó el frío suelo.
   - Shh. Mamá. Alguien está en mi cama –susurró su hija, aparentemente aterrada y con el estómago pegado firmemente al suelo.
   La respiración de Bella se aceleró y el corazón perdió un latido. Su mente, repentinamente alerta, registraba y analizaba a toda velocidad la imposibilidad de que la niña hubiese bajado por el otro lado en un intento macabro de gastarle una broma (el cuarto era tan pequeño que por fuerza ese lateral de la cama estaba pegado contra la pared posterior), y sin embargo..., ahí estaba. Mientras tanto, la piel de la mano que mantenía descansando sobre el borde superior del colchón se erizó allí donde unos pequeños y ansiosos dedos se apoyaban.
   La niña de debajo de la cama no había movido ni un músculo. En realidad apenas si respiraba. Sus ojos, exageradamente abiertos por el miedo, permanecían fijos en los de su madre.
   Bella se incorporó con cautela. Todavía arrodillada. Nessie, su Nessie (o puede que no), le sonrió relajadamente, igual que todos las noches tras la comprobación.
   - Vuelves a taparme, mami –susurró retirando su manita para volver a acomodarse contra la almohada. Liberando así la de ella.
   Bella no se movió. Era incapaz.
   También su hija susurraba algo desde debajo de la cama. Un aterrado y suplicante: «¿Mami?»




martes, 5 de agosto de 2014

Versos sueltos y Un Poema (Tu corazón es dura roca)

Una mujer que conozco ( Carmen Pacheco) escribió estos versos sueltos :

Diez versos sueltos
1
Tus silencios son, como jaulas sin pájaros
2
¡Oh! musa, no te olvides que siempre
te estoy esperando.
3
Tu corazón es dura roca,
irrompible al cincel de mis besos.
4
Como un toro, arremeten los recuerdos
de mi pasado.
5
Como en una tela de araña…
tus hilos me enredaron

6
El mundo no termina
ni en ti, ni en mi…
7
En el atardecer rojo,
entre los magnolios... la noche llega
8
Olvidar las heridas no es tan fácil,
la cicatrices nunca se borran
9
Las mentiras se inventan, la verdad…
es… Impertérrita
10
El viento del desamor,
arrastraron mis sueños por tus desiertos.
Y yo compuse al instante con ellos este poema de métrica libre:


TU CORAZÓN ES DURA ROCA
Tu corazón es dura roca,
irrompible al cincel de mis besos.
Sin embargo, como en una tela de araña…
tus hilos me enredaron

Sé que el mundo no termina
ni en ti, ni en mi… Que las mentiras se inventan, la verdad…
es… Impertérrita
Más... el viento del desamor,
arrastra mis sueños por tus desiertos.

En el atardecer rojo,
entre los magnolios... la noche llega
Y con ella, como un toro, arremeten los recuerdos
de mi pasado.
Pues olvidar las heridas no es tan fácil,
la cicatrices nunca se borran.

Oh! musa, no te olvides que siempre
te estoy esperando,
aun cuando tus largas ausencias duelan.
Apiádate tú de mi , ya que el amor se me niega, y ven presta a mi encuentro.

Si tus silencios son, como jaulas sin pájaros.
Los míos sin ti, gritos mudos de dolor y tristeza.
Un mar infinito de llanto reseco y quebranto...
de hojas muertas y en blanco.

(Carmen Pacheco Sánchez y Manoli Villegas Barrás)


miércoles, 19 de febrero de 2014

Saludos

Cierto que hacía bastante que no publicaba ninguna entrada.
Hoy lo hago para agradecerles a quienes siguen pasándose por aquí a leer. A los nuevos que llegan por casualidad o recomendación, y especialmente a los que vuelven para releer las historias que ya disfrutaron en otros tiempos... tal vez años atrás. A todos (aunque no digáis nunca nada),GRACIAS!!!